viernes, 19 de septiembre de 2014

Más que un Juez de Paz

Marcelo Muscillo, Juez de Paz de El Bolsón, dio cátedra sin subirse al púlpito.

Al Juez de Paz de El Bolsón, Marcelo Muscillo, no se le puede negar el oído cuando se le permite hablar más allá de sus sentencias. No sólo es destacable la claridad conceptual de su visión, que podrá compartirse o desestimarse, sino también el toque humanista que aporta tanto a sus análisis como a su labor diaria.
En un extendido y profundo diálogo que mantuvo con “El Colectivo de la Mañana”, que iremos desglosando en esta edición y en posteriores, realizó lecturas de la realidad de nuestra sociedad, aunque se dio el lujo de sobrepasar las fronteras y abarcar a la civilización contemporánea.
Como disparador de la charla, se lo consultó sobre su interpretación del conocido caso de desalojo de Claudia Dupuy, vecina de El Hoyo, luego de su divorcio, donde se pretende dejar en la calle a una mujer con hijos en pos de defender a la propiedad privada y se olvidan que se afectan derechos superiores.
A pesar de que no conocer a fondo el caso, a Muscillo le resulta conocido en el sentido de que son situaciones recurrentes en la tarea diaria del poder judicial.
“Distintos derechos que se ponen en juego cuando hay un conflicto”, sostuvo el magistrado. “En este caso el Derecho a la Propiedad, el Derecho a la Vivienda, el Derecho de los Niños, entre otros”, agregó.
Sin embargo, según el cristal con que Muscillo observa a las problemáticas de esta clase, en nuestra sociedad no se han desarrollado demasiados instrumentos para buscar soluciones cuando valores de similares jerarquías entran en conflicto.
“Se hace aplicación plena de la filosofía kantiana y su modelo moral”, sostiene Muscillo y abona a la crítica al mismo por la dificultad de manejar distintas valores con jerarquías similares.
A esto contrapone la eficacia de la filosofía utilitarista que no atraviesa por esta falencia ya que su mecanismo de resolución de rispideces se apoya en la cantidad de personas beneficiadas con cada decisión, norma o acción a seguir.
“El sistema moral de nuestra sociedad es bastante ciego a las consecuencias”, afirmó Muscillo.
Con esto quiere decir que en el seno de nuestras organizaciones sociales, se establece un sistema de valores, se aplica y si de esto surge una hecatombe, no es problema del sistema, sino de los miembros de la sociedad.
Esto se traduce, según el Juez de Paz, en la aplicación de las leyes que a veces se hace sin tener en cuenta los efectos de esas aplicaciones.
“Los operadores del derecho deberían intentar moderar un poco esto, ya que por lo general el legislador, al sancionar las leyes, no analiza en forma puntual los efectos de cada texto normativo”, reflexiona el magistrado local.
A pesar de esta visión un tanto pesimista, Muscillo destacó que en los juzgados de paz se corre con una cierta ventaja por sobre otros jueces.
Este especie de beneficio consiste en el contacto con las personas de forma directa y viendo el rostro de los que se cruzan en un litigio.
De alguna manera, consideró el entrevistado, “uno percibe el drama humano que hay detrás de cada situación, cosa que en un escrito redactado por un letrado no se capta”.
“El temblor en la voz de una madre o los ojos húmedos, es muy difícil verlo en un escrito”, resaltó.
Acorde a la humanidad de la que no reniega Muscillo, prefiere y elige la tranquilidad de haber tomado una decisión después de charlar con las partes, aunque se trate de una resolución dura.
Ejemplifica esto con la cuestión de violencia intrafamiliar, donde los juzgados de paz de Río Negro tienen a cargo la primera parte de los procesos, conservando el contacto directo con la parte más humana de los hechos ya que en ese entonces las pasiones están más manifiestas que en otro pasaje del proceso de resolución.
“Es muy distinto tomar una decisión tanto leve como pesada sin este contacto humano y viendo el rostro de la persona”, referenció el Juez de Paz.
Por su trabajo diario, este tipo de situaciones violentas se ven con mayor frecuencia. Esto le permite a Muscillo elaborar conclusiones que por breves no dejan de ser profundas.
En este sentido, sostuvo que “vivimos en una sociedad que tiene como patrón la desigualdad y toda la violencia está asociada a la desigualdad”.
En otro pasaje de la entrevista, aseveró que en nuestra realidad y en la historia de la humanidad, “no hay mejor manera de crear a un ser humano que no respete los derechos de nadie que no respetarle ningún derecho”.
“Si se miran los conflictos en los ámbitos micro sociales como la familia o el trabajo, hay una reiteración de estas violencias nacidas de las inequidades con mecanismos de resolución de conflictos muy poco útiles, muy poco eficientes y muy poco humanas tal como sucede a nivel macro social”, consideró.
Aunque la visibilidad de las manifestaciones de violencia hayan tomado estado público en tiempo relativamente corto, esto no es nuevo.
“El patrón de la violencia familiar, la violencia de género y la violación de los derechos sobre los niños y de los ancianos es de vieja data”, aseveró Muscillo.
A los ojos del Juez de Paz, la desigualdad se ha convertido en el elemento fundamental de nuestra civilización con el agregado de la enajenación del ciudadano con respecto a las normas que regulan sus relaciones.
Asimismo, hizo un llamamiento a la democracia para terminar con este alejamiento.
“Si las personas participaran mucho más en la discusión de las normas, la labor judicial sería más sencilla”, consideró y agregó que “la construcción de procedimientos más participativos en la creación de normas, permitiría que las personas se sientan más identificadas con esas normas y no sentirse alejado del ordenamiento jurídico”.
“Esto constituye un desafío que haría a una sociedad más vivible y no con tantas manifestaciones de violencia intrafamiliar o de otra índole”, concluyó.

REDACCION

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